Roberto Gonzalez
Mosteiro Cidade
La ciudad del Monasterio
Hundiendo sus raíces en el lejano siglo IV, y estrangulando los restos del que fue campamento romano conocido como Octavianum, nació el que es hoy en día uno de los más hermosos monasterios de Cataluña.
No tuvieron tanta suerte los monjes visigodos que lo fundaron, ya que fueron pasados a cuchillo por los árabes un par de siglos después, aunque el alma del monasterio resistió, y tras la reconquista sirvió de base religiosa e incluso militar para ir repoblando espiritualmente las tierras catalanas, fundando otros pequeños cenobios que dependían directamente de él.
Su poder fue inmenso e inmensos también sus dominios, por lo que atrajo a una multitud de fieles y medrosos en busca de trabajo a cambio de comida o dineros de la iglesia.
Esa riqueza de la que hablamos fue el instrumento para levantar el edificio que hoy podemos contemplar, un magnífico ejemplo del románico al gótico que engloba un claustro, una espectacular iglesia y varias dependencias capitulares, todo ello protegido por unas enormes murallas y torres de defensa.
Si espectacular resulta rodear el edificio y admirarse ante este convento que más parece un castillo, nuestro ojos vagarán sin rumbo por las maravillas que ofrece la fachada principal del templo, con un rosetón de ocho metros de diámetro que se cuenta entre los mayores del mundo.
Magnífica también su torre de campanario cuya vista, casi completa, se puede disfrutar desde la Plaza de Octaviá, que era el antiguo huerto de los monjes y hoy es una tranquila y sosegada plaza.
Una obra maestra que nos espera en Sant Cugat del Vallés.
Afundando suas raízes no distante século IV, e estrangulando os restos do que foi conhecido como acampamento Octavianum Roman, eu nasci que está agora a dar uma das mais belas mosteiros da Catalunha. Não monges tanta sorte visigodos que fundaram como eles foram abatidos pelos árabes alguns séculos depois, embora a alma resistiu mosteiro, e após Serviu reconquista da fé de base e até mesmo militar para ir repovoamento terra espiritualmente Catalão, fundando outros pequenos mosteiros que se reportam diretamente a ele. Seu poder era imenso e também vastas seus domínios, então eu atraiu uma multidão de fiéis e temerosa à procura de trabalho em troca de comida ou dinheiro para a igreja. Esta riqueza de que falamos foi fundamental para o levantamento do edifício que vemos hoje, um magnífico exemplo de românico ao gótico abrangendo um claustro, a igreja espetacular e várias dependências Capítulo, todos protegidos por enormes muralhas e torres. Se marcante é em torno do edifício e admirar este convento mais como um castelo, nossos olhos vagarn sem rumo pelas maravilhas da fachada principal do templo, com uma roseta de oito metros de diâmetro que está entre os maiores do mundo. Também a sua magnífica torre sineira cujos olhos, quase completa, você pode desfrutar da Plaza de Octavi, que era o antigo horto dos monges e hoje é um lugar calmo e tranquilo. Uma obra-prima que nos espera em Sant Cugat del Valls.



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