SerViajera
Camino tentando não me leve eo vento ...
Camino intentando que no me lleve el...
Camino intentando que no me lleve el viento y que no me salpiquen las olas enloquecidas del Cantábrico. Cuando doy la vuelta al monte Urgull el paisaje cambia súbitamente; ahora, cerca del puerto, el mar se ha serenado, el viento ha menguado. Como si fuera una perfecta ventana, rueda mi mirada a través de la ‘Construcción vacía’, la impresionante escultura de Jorge Oteiza. Ante mí aparece la bahía de La Concha enmarcada por montañas verdes, la lejana lonja de arena de la extensa playa, pequeños veleros en el agua mansa, la isla de Santa Clara, el Monte Igueldo en los confines de la bahía, cerrándola, como si allí se acabara el mundo.
Bordeo el Aquarium, bajo escaleras talladas en la piedra, camino entre barcas pequeñitas dormidas sobre los espigones grises. Estoy en el puerto donostiarra. Antiguo, precioso, resguardado bajo la ladera rocosa del Urgull. Se suceden rústicos restaurantes de pescado y mariscos, sencillas casitas blancas de pescadores. El aire huele a mar y a mariscada, las redes pardas se amontonan bajo los soportales, los grandes pesqueros descansan en el agua aceitosa, las mujeres venden cucuruchos de ‘kiskillas’ y ‘karrakellas’ -diminutos camarones y caracolillas-, viejos marineros con la cara agrietada por el viento fuman un puro sentados al sol.
Pocos puertos más encantadores que el de bella San Sebastián.
Camino tentando não me leve eo vento não me mergulhar nas ondas enlouquecedoras do Cantábrico. Quando ligo o Urgull repente a paisagem muda; Agora, perto do porto, o mar se acalmou, o vento diminuiu. Como se fosse uma janela perfeita, revirando os olhos através da "construção vazias», a impressionante escultura de Jorge Oteiza. Antes de me baía La Concha emoldurado por montanhas verdes, a faixa distante de areia na praia grande, pequenos veleiros na água parada, a ilha de Santa Clara, Monte Igueldo nos confins da baía, perto força, como se exibido se não houvesse amanhã. Contornou o Aquário, esculpida em pedra, a meio caminho entre pequenos molhes barco a dormir nas escadas cinzentas. Estou no porto de San Sebastian. Velho, bonito, abrigada sob as encostas rochosas de Urgull. Marisqueiras casas rústicas e branco simples de pescadores acontecer. Os cheiros de ar do mar e frutos do mar, as redes marrons são empilhados sob as arcadas, grande descanso de pesca na água oleosa, mulheres vendem cones 'kiskillas' e caracolillas 'karrakellas' - camarão minúsculo, velhos marinheiros enfrentam rachado pelo vento fumar um charuto sentado ao sol. Poucos mais linda do que belos portos San Sebastián.



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