Erika Paz
Paragliders Clud Min
Clud de Parapentes Min
Rodolfo Ziegler no concibe más espacio para vivir que aquel que le regala a sus ojos el verde de las montañas, a su paladar los duraznos más dulces que ha probado y su corazón la familia unida a la que pertenece.
El pueblo mirandino de El Jarillo ha sido su hogar durante sus treinta y dos años de vida y a la vez su escape, uno que le ha permitido volar. Conoció la actividad que hoy le sirve como medio de subsistencia a través de su padre quien vio en el deporte del parapente no solo una manera de divertirse los fines de semana, sino una posibilidad de ayudar a desarrollar el turismo de su zona. Esta tierra, poblada por descendientes de alemanes se caracteriza por la fuerza de trabajo que estas personas le imprimen a sus espacios.
En El Jarillo la creatividad sobresale por los poros de sus habitantes, de allí que en este suelo se siembre una variedad de fruta producto del injerto espontáneo y que permite obtener un producto tan resistente como el durazno pero a la vez jugoso y grande como el melocotón, se consigan panes cocidos en hornos de ladrillos, pero sobre todo se encuentre tradición; esa que muestra el arraigo, el amor fraterno y el respeto por la tierra. Sólo hacía falta mostrar a todos esas potencialidades; así que el paracaídas que permite recorrer el cielo del pueblo sirvió como atractivo para que los visitantes se acercaran a conocer las bondades del mismo. Siguiendo los pasos de Benjamín Ziegler, un experimentado parapentista, Rodolfo y un grupo de lugareños conformaron la escuela de vuelo que enseña y entretiene a quienes deseen unirse a la pasión de deslizarse por el aire.
Cada fin de semana largas colas de osados que buscan llevar sus emociones al límite se apostan en las inmediaciones de lo que los jarilleros llaman “el despegadero”, un espacio en las alturas junto a la escultura de la Virgen del Carmen, patrona de este poblado.
Se atavían de arneses, ven cómo se levantan sobre sus cabezas las coloridas telas impermeables, corren hacia el vacío y en menos de un minuto ven como sus pies se han despegado del suelo y comienzan a contemplar la suerte de casitas dispersas, casi todas blancas y de techos rojos que conforman la geografía de El Jarillo, durante veinte minutos el pasajero del tandem-modalidad en la que se practica el vuelo de parapente para los turistas- puede sentirse libre.
Rodolfo ha perdido la cuenta de los vuelos que realizado a lo largo de su carrera, sin embargo asegura que cada vez que lo hace siente una cosquillita en el estómago, que se maravilla de cada pedazo de tierra de su pueblo y se enorgullece de poder mostrarlo todos los fines de semana a quienes quieran contemplarlo.
Rodolfo Ziegler não vê mais espaço do que aquele que dá a seus olhos o verde das montanhas, as suas papilas gustativas os pêssegos mais doces que provei e seu coração família unida a que pertence. Os mirandino pessoas do Jarillo tem sido a sua casa há trinta e dois anos de vida e depois de sua fuga, que lhe permitiu voar. Ele conheceu a atividade de hoje serve como um meio de subsistência através de seu pai, que viu no esporte do parapente não apenas uma maneira de se divertir nos fins de semana, mas uma oportunidade de ajudar a desenvolver o turismo em sua área. Esta terra, povoada por descendentes de alemão é caracterizado pela força de trabalho que essas pessoas vão trazer para seus espaços. Em Jarillo criatividade se destaca através dos poros de seus habitantes, portanto, neste solo uma variedade de produtos fruto de enxerto espontânea é plantada e que permite que um tão forte como produto de pêssego ainda suculenta e grande como pêssego , cozido em fornos de tijolos pães são alcançados, mas acima de tudo a tradição situa-se; mostrando que as raízes, amor fraterno e respeito para com a terra. Só tinha que mostrar todas estas potencialidades; de modo que o pára-quedas para percorrer o céu povo serviu como uma atração para os visitantes virão a conhecer os benefícios da mesma. Seguindo os passos de Benjamin Ziegler, um paraglider experiente, Rodolfo e um grupo de moradores formaram a escola de vôo, que ensina e diverte aqueles que desejam juntar-se a paixão de deslizando através do ar. Todo fim de semana longas filas mais ousadas olhando para trazer suas emoções ao limite se posicionaram nas imediações do que jarilleros chamar "despegadero", um espaço nas alturas ao lado da escultura da Virgen del Carmen, padroeira da cidade . Eles enfeitar arnês, ver como eles se erguem acima de suas cabeças lonas coloridas, correndo para o espaço e, em menos de um minuto ver os seus pés estavam fora da terra e começar a contemplar o destino de casas dispersas, quase todo branco e telhados vermelhos que compõem a geografia do Jarillo, durante vinte minutos do tipo conjunto passageiro no parapente voo para os turistas é praticada pode se sentir livre. Rodolfo perdeu a conta dos voos efectuados ao longo de sua carreira, no entanto garante que cada vez que você faz você se sentir umas cócegas no estômago, que maravilha de cada pedaço de terra de seu povo e se orgulha de mostrar fins de semana a todos aqueles que querem vê-lo.



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